viernes, 28 de noviembre de 2008

EVO PUEBLO (Jun de 2008)

A fines de los años ’80 y comienzos de los’90, la defensa de la “sagrada” hoja de coca fue una argucia política exitosa, utilizada por el entonces Secretario de las 5 Federaciones del Trópico de Cochabamba, Evo Morales, que ante la miopía de EE.UU. en su política antidroga, ayudó a crear un movimiento popular que alcanzó a masificarse incluso en zonas urbanas, por una supuesta defensa de la dignidad y soberanía nacional.
Luego, con la profundización democrática de las reformas constitucionales y la Ley de Participación Popular de 1994, llevadas a cabo por la élite política de la época, se creó un liderazgo político nacional con base en la zona del trópico cochabambino, que años más tarde, aprovechando el merecido desgaste político de estas élites y utilizando un discurso anti-sistémico, logró catapultarse hacia la toma del poder político nacional.
Una vez en el gobierno, Evo Morales utiliza demagógica y circunstancialmente el discurso de la protección de los derechos indígenas y otros ‘slogans’ como nunca antes lo había hecho, discurso que no se ha traducido en hechos concretos en estos dos años de gobierno. Así, creando la imagen de una sociedad dual y polarizada se logra cierta simpatía internacional.
Este discurso, efectivo en lo que a imagen internacional respecta, esconde ante esas instancias las claras señales de un gobierno autoritario y sin convicción democrática, que ante la imposibilidad de poseer democráticamente el poder absoluto para imponer sus ideas, amenaza, coarta, extorsiona, persigue e incluso asesina a algunos ciudadanos que se le oponen.
¿Qué es lo que busca Evo Morales con todo esto? Simplemente su propia reproducción en el poder. ¿Por qué? Porque está (o lo han) convencido de que es el representante legítimo y “elegido” para gestionar por largo tiempo los excedentes de los recursos naturales, sin darse cuenta de que con esta actitud está poniendo en peligro, no solo la maximización sino también el aprovechamiento, sobretodo de los más necesitados, de los beneficios que podrían generar estos recursos.
En el caso de los hidrocarburos, sufrimos la falta de inversiones necesarias para consumir las cantidades mínimas requeridas para el mercado interno, esto sin contar las restricciones a las exportaciones a las que estamos sometidos, que son las que podrían generar los excedentes que tanto necesitamos como país.
En el caso de los recursos de la tierra, la seguridad jurídica y la falta de políticas gubernamentales que incentiven la producción de alimentos, han puesto por primera vez en muchos años en peligro la seguridad alimentaria del país.
En el caso de los recursos mineros, los precios internacionales de muchos productos rompieron ‘récords’ históricos y aún así, la inseguridad jurídica se refleja en la caída del volumen de la producción minera en el último año.La base de una democracia consolidada es la alternancia en el poder, tal como sucedió hasta el año 2005, desde el retorno de la democracia en 1982. Además del reconocimiento de la igualdad ciudadana ante la ley, el respeto a las instituciones democráticas, la libertad de prensa, la libre expresión, el reconocimiento y protección de las diferentes culturas, la independencia de los Poderes del Estado y el respeto a los dos tercios para la reforma constitucional, principios seriamente dañados actualmente en Bolivia por parte del Gobierno que preside Evo Morales. Los acontecimientos nefastos para la democracia, ponen en duda la gobernabilidad democrática y pacífica de su régimen.

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