Buen análisis del sistema financiero boliviano. Conclusiones: poco crédito al sector productivo, mucha especulación financiera pero buena regulación sectorial, aumento de la deuda interna, política fiscal inconexa con la política monetaria, etc.
DARIO MONASTERIO
Vampiros vegetarianos*
La mayoría de las entidades financieras estadounidenses y europeas están al borde de la quiebra. Los bancos en EEUU tienen sus cuentas intoxicadas con activos de mala calidad debido a inversiones fallidas, fundamentalmente vinculadas a las hipotecas ´subprime´, (deudas incobrables), lo que les impide acudir a los mercados de crédito y contar con los recursos suficientes para prestar dinero a las empresas y a las familias. Estos bancos son muertos que se les ha olvidado caerse, o mejor el Estado los viene sosteniendo pasándole millones de dólares, sangre fresca de los contribuyentes americanos, para mantenerlos en calidad de “zombis” (muertos vivientes ricos) que aún deambulan por los corredores de la economía norteamericana. Son vampiros que no sacian su sed de sangre financiera.
Para el caso de los países desarrollados reza el refrán popular: si ves a un banquero draculín saltar por una ventana, síguelo por ahí está el dinero. En efecto, varios gobiernos de economías grandes, como la estadounidense, salieron por la ventana en búsqueda de una enorme cantidad de dinero, se calcula que desaparecieron 3 billones de dólares (el número 3 seguido de 12 ceros) en el casino financiero mundial. En el mundo de los ricos, la industria bancaria está quebrada, en Bolivia goza de buena salud. En el 2008, el sistema de intermediación financiera, mayormente bancos, ganó 144 millones de dólares. ¡ole! ¡Joder! Insisto: mejor que “asaltar un banco, es fundar uno”, especialmente en épocas revolucionarias, como decía el compañero, hermano, financista y poeta Bertolt Brecht. Hay que celebrar que alguien gane dinero en un país que dice estar rumbo al socialismo y no lo penalicen por ello, por lo menos no todavía.
Pero, más allá de constatar que me equivoqué de profesión, debía haber sido banquero, ¿Cómo se explica esta bonanza bancaria nacional en el medio de la tormenta financiera mundial? Una primera respuesta podría ser: tamaño y aislamiento. Nuestros bancos son de Alasita y no tienen ningún grado de exposición externa. Chiquitos en la cima del Tíbet andino, cerca de Dios y lejos de la globalización financiera. No nos tocan ni las crisis ni tampoco las bonanzas. Otros dirán, es un problema de desfase, la crisis llegará a Bolivia a finales del año en curso o quizá el 2010, el 2008 fue un buen año en términos de crecimiento económico y eso también debe reflejarse en los balances de los bancos. Otra explicación podría ser: buena regulación prudencial por parte de la ex neoliberal Superintendencia de Bancos, que cuida bien a los bancos y éstos actúan como finos y educados vampiros vegetarianos que viven de la dieta de los títulos públicos.
Exploremos más esta última hipótesis. Los bancos son los instrumentos mediante los cuales los ahorros de las familias y empresas pueden convertirse en inversión, y por ende, en crecimiento económico. Por este servicio de intermediación financiera, los bancos ganan su platita. Este es el círculo virtuoso entre financiamiento y desarrollo económico. Entre tanto, también los bancos pueden dedicarse a la especulación financiera con los recursos de los ciudadanos, como ocurrió en las economías desarrolladas. Este es el casino sin ley, donde la casa siempre gana. Bolivia está lejos de este segundo camino, pero igualmente está lejos del primero. En los últimos años, buena parte de nuestra banca vive de financiar el comercio formal e informal (comercial $us 2.161 millones y microcrédito $us 1.293 millones) y comprar papeles del Gobierno ($us 1745 millones). En el 2008, las inversiones financieras crecieron en un 53% y el 47% del total de estas inversiones estuvieron dirigidas a comprar títulos de regulación monetaria del Banco Central de Bolivia. Su apoyo al sector productivo es modesto. Los datos provienen del Informe de Estabilidad Financiera del Banco Central del 2008.
En cristiano, ¿qué significa este aumento significativo de inversión financiera en títulos públicos?, bueno, quiere decir que el Estado boliviano, a través del BCB, contribuyó a la ganancia de 144 millones de dólares del sistema financiero nacional, ¿medio rarito este socialismo no? Obviamente, los depositantes también se beneficiaron. ¿Cómo se explica este desencuentro entre la prédica antioligarca y la realidad de los billetes? Esto está conectado con el incremento de la deuda interna de corto plazo del BCB.
La bonanza externa (precios por los cielos del petróleo, gas y minerales) generó un exceso de dólares en la economía boliviana, que al convertirse en bolivianos, creó una presión inflacionaria muy fuerte. Para controlar la avalancha de dinero, el BCB realizó operaciones de mercado abierto, colocó bonos públicos con altas tasas de interés, y quienes compraron, mayoritariamente, estos títulos fueron los bancos. Por eso, la deuda interna de corto plazo del BCB sobrepasó los 3 mil millones de dólares. ¿Pudo ser diferente? Sin duda. Para esto la política fiscal debió ayudar en el combate a la inflación, y no seguir metiendo gasolina al fuego de la espiral de precios. La tarea de bombero sólo la realizó el BCB, con su manguerita de política monetaria. Como verán, la bonanza coyuntural, produjo perdedores y ganadores. Entre los últimos, están nuestros finos vampiros vegetarianos que hicieron sus pesitos gracias al Estado revolucionario o como diría un amigo de Villazón, la patria de los vientos que estuvo de efemérides este 20 de mayo, son wamperos bolis, con un solo colmillo, así que sólo chupan un poquito. Lo de vampiro vegetariano viene de las novelas de Stephenie Meyer, éxito entre las adolescentes.
*Gonzalo Chávez es economista.
Para el caso de los países desarrollados reza el refrán popular: si ves a un banquero draculín saltar por una ventana, síguelo por ahí está el dinero. En efecto, varios gobiernos de economías grandes, como la estadounidense, salieron por la ventana en búsqueda de una enorme cantidad de dinero, se calcula que desaparecieron 3 billones de dólares (el número 3 seguido de 12 ceros) en el casino financiero mundial. En el mundo de los ricos, la industria bancaria está quebrada, en Bolivia goza de buena salud. En el 2008, el sistema de intermediación financiera, mayormente bancos, ganó 144 millones de dólares. ¡ole! ¡Joder! Insisto: mejor que “asaltar un banco, es fundar uno”, especialmente en épocas revolucionarias, como decía el compañero, hermano, financista y poeta Bertolt Brecht. Hay que celebrar que alguien gane dinero en un país que dice estar rumbo al socialismo y no lo penalicen por ello, por lo menos no todavía.
Pero, más allá de constatar que me equivoqué de profesión, debía haber sido banquero, ¿Cómo se explica esta bonanza bancaria nacional en el medio de la tormenta financiera mundial? Una primera respuesta podría ser: tamaño y aislamiento. Nuestros bancos son de Alasita y no tienen ningún grado de exposición externa. Chiquitos en la cima del Tíbet andino, cerca de Dios y lejos de la globalización financiera. No nos tocan ni las crisis ni tampoco las bonanzas. Otros dirán, es un problema de desfase, la crisis llegará a Bolivia a finales del año en curso o quizá el 2010, el 2008 fue un buen año en términos de crecimiento económico y eso también debe reflejarse en los balances de los bancos. Otra explicación podría ser: buena regulación prudencial por parte de la ex neoliberal Superintendencia de Bancos, que cuida bien a los bancos y éstos actúan como finos y educados vampiros vegetarianos que viven de la dieta de los títulos públicos.
Exploremos más esta última hipótesis. Los bancos son los instrumentos mediante los cuales los ahorros de las familias y empresas pueden convertirse en inversión, y por ende, en crecimiento económico. Por este servicio de intermediación financiera, los bancos ganan su platita. Este es el círculo virtuoso entre financiamiento y desarrollo económico. Entre tanto, también los bancos pueden dedicarse a la especulación financiera con los recursos de los ciudadanos, como ocurrió en las economías desarrolladas. Este es el casino sin ley, donde la casa siempre gana. Bolivia está lejos de este segundo camino, pero igualmente está lejos del primero. En los últimos años, buena parte de nuestra banca vive de financiar el comercio formal e informal (comercial $us 2.161 millones y microcrédito $us 1.293 millones) y comprar papeles del Gobierno ($us 1745 millones). En el 2008, las inversiones financieras crecieron en un 53% y el 47% del total de estas inversiones estuvieron dirigidas a comprar títulos de regulación monetaria del Banco Central de Bolivia. Su apoyo al sector productivo es modesto. Los datos provienen del Informe de Estabilidad Financiera del Banco Central del 2008.
En cristiano, ¿qué significa este aumento significativo de inversión financiera en títulos públicos?, bueno, quiere decir que el Estado boliviano, a través del BCB, contribuyó a la ganancia de 144 millones de dólares del sistema financiero nacional, ¿medio rarito este socialismo no? Obviamente, los depositantes también se beneficiaron. ¿Cómo se explica este desencuentro entre la prédica antioligarca y la realidad de los billetes? Esto está conectado con el incremento de la deuda interna de corto plazo del BCB.
La bonanza externa (precios por los cielos del petróleo, gas y minerales) generó un exceso de dólares en la economía boliviana, que al convertirse en bolivianos, creó una presión inflacionaria muy fuerte. Para controlar la avalancha de dinero, el BCB realizó operaciones de mercado abierto, colocó bonos públicos con altas tasas de interés, y quienes compraron, mayoritariamente, estos títulos fueron los bancos. Por eso, la deuda interna de corto plazo del BCB sobrepasó los 3 mil millones de dólares. ¿Pudo ser diferente? Sin duda. Para esto la política fiscal debió ayudar en el combate a la inflación, y no seguir metiendo gasolina al fuego de la espiral de precios. La tarea de bombero sólo la realizó el BCB, con su manguerita de política monetaria. Como verán, la bonanza coyuntural, produjo perdedores y ganadores. Entre los últimos, están nuestros finos vampiros vegetarianos que hicieron sus pesitos gracias al Estado revolucionario o como diría un amigo de Villazón, la patria de los vientos que estuvo de efemérides este 20 de mayo, son wamperos bolis, con un solo colmillo, así que sólo chupan un poquito. Lo de vampiro vegetariano viene de las novelas de Stephenie Meyer, éxito entre las adolescentes.
*Gonzalo Chávez es economista.
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