jueves, 13 de abril de 2017

PARÍS

Paris es una ciudad muy estéticamente clásica. Es el mayor referente de la arquitectura 'clasicista' de todo Europa por el volumen de sus obras.
Ver la Torre Eiffel por primera vez es como sentir mariposas en la barriga o enamorarte a primera vista "real" de esa "señora" que representa a la ciudad del romanticismo y la elegancia.
"Sin dejar de ser Europa", París es menos ordenada que Londres porque los franceses aunque son buena onda y de gusto refinado, son complicados.
Hay un poco de ostentación y grandilocuencia en la ciudad pero no deja de ser un buen negocio. En algún lado leí que la Torre Eiffel es el monumento más fotografiado del mundo.
En el país de la revolución antimonárquica que marcó un antes y un después en la historia de la humanidad, es contradictorio que se siga mostrando la ostentación y el derroche del sistema económico y político del feudalismo e incluso del Imperio napoleónico por sobre (pero muy por sobre) los ideales de la revolución francesa y su historia. Luego recuerdo que es la economía, estúpido.
DIA 1
Las calles de color tenue, las construcciones de color beige y los balconcillos grises u oscuros que contrastan, le dan ese aire de que la ciudad se detuvo en el tiempo, similar a Londres y seguro que a muchas otras ciudades europeas. Pero París tiene ese refinamiento que va hasta con la forma de hablar de los franceses.
El Louvre es un palacio como los de cuentos de hadas. Eso en lo tangible, fachada e interiores e incluso en sus exteriores con el Jardín de las Tullerías. Pero en lo intangible, el museo tiene un valor cultural incalculable. Al entrar al primer pasillo y ver a lo lejos la enorme cantidad de obras de arte colgadas en la pared, me emocioné hasta las lágrimas. En mi caso, por un tema personal de agradecimiento por todo lo que la vida me ha dado y por mi amor por el arte. Destacan las pinturas de escenas bíblicas, algunas muy repetidas como la de David vencedor de Goliat, la asunción de la Virgen, la anunciación a la Virgen, las bodas de Canaan y otras. Luego de la historia de Francia y de Napoleón. Yo particularmente, valoro el aporte a la humanidad de la revolución francesa y hoy día apoyo decididamente la lucha de las mujeres por la igualdad de género. Es por eso que el cuadro de la Libertad guiando al pueblo, reflejado en una mujer con los pechos al aire y el pueblo pobre tras ella, siguiéndola a la lucha, me cautivó completamente: el mejor cuadro y obra de arte de El Louvre. La Monalisa o la Gioconda, la más visitada, la más buscada. Me quedé mirándola y me preguntaba por qué y llegué a la conclusión de que su sencillez y su sonrisa son geniales, como todo en Da Vinci, un adelantado a su tiempo unos 400 años.
Luego de muchas horas y casi por salir, vimos restos de algunas de las maravillas del mundo antiguo que justo esos días antes, le había enseñado a mi hija y le había pedido que se las memorice. En El Louvre hay restos del Templo de Artemisa en Efeso y de la Estatua de Zeus en Olimpia. Unas joyas y un lujo que solo El Louvre podría tener.
Ya exhausto de tanto caminar y estar parado, con el agravante de una hernia de disco, llegamos a la Venus de Milo y su figura femenina perfecta y ordinaria para cerrar con broche de oro el paseo por el ex Palacio de las Tullerías.
DIA 2
La avenida de los Campos Elíseos a mi me sorprendió porque pensé, por alguna razón que desconozco de mi inconsciente, que sería "abierta", sin construcciones o un área verde. Es una avenida con tiendas exclusivas que está muy bien decorada en época de fin de año que conecta el Arco del Triunfo en la Plaza de la Estrella (por sus cinco avenidas que la cruzan) con el Jardín de las Tullerías, hoy con la Rueda de Francia en perfecta línea recta.
El Arco del Triunfo con sus 4 columnas que representan: la Paz, la Resistencia, la Partida de los Soldados (la Marsellesa) y el Triunfo, es una joya arquitectónica que Napoleón quiso dejar como testimonio de su conquista de casi toda Europa. Lastimosamente no lo pudo ver terminado pero los franceses en su sepelio y con remordimiento de conciencia por haberlo dejado morir en el olvido y el exilio, hicieron cruzar el féretro por allí. Hoy sus restos descansan en la Tumba de Napoleón, otro monumento grandilocuente de la capital francesa que no pude conocer.
En el Arco del Triunfo me llamó la atención la humildad de los franceses en reconocer que la Resistencia Francesa no puede ser catalogada como "triunfo" por lo que es mencionada en el arco con un pequeño homenaje a los caídos en la contienda. Otra placa que me llamó la atención es la de la recuperación de Alsacia y Lorena en el Tratado de Versalles al finalizar la Primera Guerra Mundial, siendo que esa 'humillación' (considerada por los alemanes) fue uno de los detonantes de la subida al poder de los Nacionalsocialistas y uno de los principales motivos que gatilló la Segunda Guerra Mundial, la mayor conflagración de la humanidad. Ahí mismo, debajo del arco, recordé a Maquiavelo quien aconseja derrotar totalmente al enemigo, de tal forma que no pueda recuperarse y tomar venganza.
En la zona del cementerio de Montparnasse, hay una callecita: la rue Gaite en la que hay pequeños teatros y restaurantes. Un placer que solo ésta y otras pocas ciudades pueden darse y que algunas incluso lo están perdiendo. En un restó de comida francesa de esta calle pasamos Año Nuevo y pudimos agradecer a Dios por renovar esperanzas en la ciudad luz y en un rinconcito que lo representa de la mejor forma.
DIA 3
Los palacios están adaptados para los turistas. El Grand Palais en la Avenida W. Churchill es una pista de patinaje y en el Petit Palais de enfrente, se hacen exhibiciones. Al final de la Avenida de los Campos Elíseos se encuentra la Rueda de París desde donde se puede ver en línea recta el Arco del Triunfo y la Avenida de los Campos Elíseos, la Torre Eiffel (aunque la neblina de estos días no dejaba ver la punta), El Louvre, los Jardines de las Tullerías a los pies de la rueda, la cúpula de la tumba de Napoleón, el Sena y otros monumentos. La vista es inmejorable, ya que desde la Torre, no se puede ver la Torre.
La Torre es mágica. Estar caminando hacia ella y acordarte el camino recorrido para estar allí, lo hace increíble. Es ese lugar que representa a todos los lugares de Europa que querías conocer y que te faltan por conocer. Es como la sensación del deber cumplido, de la tarea realizada pero que no te das cuenta que lo lograste sino que solo te quedas mirando el ingenio de Gustaf Eiffel y la elegancia de la figura de hierro forjado y seguís mirando hacia arriba sin poder darte cuenta de que estás ahí y sin saber qué sigue.
DIA 4
"París era una fiesta" dice Hemingway. Seguramente lo dijo al cuarto día en la ciudad. Viniendo de Londres, recién al cuarto día uno se puede olvidar de Londres y su perfección y enamorarte completamente de esta ciudad. En Notredame, que queda en una isla sobre el Sena y confirma el gran éxito financiero de la Iglesia (el valor de sus inmuebles), se puede palpar el gran catolicismo francés. Francia e Italia deben ser las economías más grandes del mundo con mayoría de católicos entre sus habitantes y en Notredame se nota. Es un museo y un templo con una nave principal de una altura impresionante. Subir a las torres y al altillo es un placer porque se ve de más cerca las esculturas de la construcción y porque se tiene una vista de 360° de París que puede terminar de convencer al más reacio de los no convencidos de la belleza de la ciudad o quizás de alguno que tenga alguna animadversión personal contra Francia. París, verla al ocaso, es una fiesta y un placer a la vista.
Sacre Couer, la Iglesia del Sagrado Corazón está en una zona alta de París: Monmartre, donde hay muchos restaurantes y cafés en una zona exclusiva de la noche parisina. Tiene una vista hermosa de París y adentro se confirman los parámetros de belleza y devoción de Notredame
El Lido de París es un clásico. 70 años de revistas que lo hacen ser el mejor espectáculo del mundo en el teatro de este tipo. La coreografía, las vedettes, los bailarines y sobretodo la escenografía, hacen del Lido un espectáculo magistral, ahora con contorsionistas y magia incluido. El clásico baile francés del cancan, no podía faltar y recordarnos que París es una fiesta.
DIA 5
Conocer el Palais de Versailles o Palacio de Versalles es una experiencia que te transporta, a través de un tren suburbano de París, a conocer por la ventanilla los barrios de la extensa ciudad que no pierde su brillo y galantería aunque uno se aleje del centro. El palacio es el summun del absolutismo. Es la cúspide máxima de un sistema económico y social por demás de ostentoso y lujoso, obsoleto para nuestros tiempos. El ancient regime llegó a reflejar en este palacio, y durante el siglo de oro francés, su máximo apogeo. Es la maravillosa obra humana de las artes en un espacio reducido (para la nación y el mundo). Las infraestructura interior y exterior del palacio, así como los edificios y jardines anexos, los dominios de María Antonieta, concentraban lo mejor de su época alrededor de la figura de una persona, el rey, a la que se creía que estaba "iluminada" por Dios para gobernar a sus súbditos: la religión, la política, "la corte", la música, la ópera, la caza, etc., todos con un espacio en el palacio, cerca o "a la mano" del rey.
Alguna vez leí que las revoluciones son pequeños pasos previos para el "gran" paso cualitativo que cambia las estructuras más profundas de un estado. La gradual majestuosidad del palacio, con sus aditamentos cronológicos, reflejan esos pequeños pasos que llevaron al hartazgo de una patria excluida del excedente, fruto de su trabajo (aunque en parte se deba al trabajo de colonizar y explotar los recursos de territorios sometidos de ultramar).
La revolución francesa del 14 de julio de 1789, día de la toma de la Bastilla, rompió la burbuja en la que se encontraban los monarcas y los feudos, dando paso al cambio hacia una nueva era de la humanidad y cerrando para siempre un régimen excluyente e injusto. Aún así, el legado artístico del Palacio de Versalles, es muy valioso y muestra de lo que es capaz el ser humano en cuanto a producción artística y estética se refiere aunque haya sido para disfrute de unos pocos.

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