Dos semanas antes de que Ñuflo de Chaves fundase Santa Cruz de la Sierra, el rey Felipe II nombra a Madrid capital del Reino de España en 1561. Madrid es la capital del imperio que colonizó la mayor parte de América y se nota. Una ciudad real y ahora cosmopolita. Se nota que los aires de gran ciudad moderna coinciden con el ingreso de España a la Unión Europea, luego del retorno de la democracia y de la monarquía, así como la preservación de sus palacios y hermosas construcciones seculares.
Madrid debe ser la ciudad de habla hispana con mejor calidad de vida e importancia del mundo sin desconocer, como todas las capitales europeas, que se nutrieron de los recursos naturales de sus colonias. Así también, por su centralismo monárquico, se desarrollaron con cierta "pereza fiscal" en cuanto a generación de recursos propios. Privilegios de las capitales imperiales y hoy en día, en menor medida, de la capital de una de los principales países de Europa. Eso sí, no se puede negar que también tiene cicatrices: ha sufrido invasiones, guerras, crisis económicas que la han aterrizado en su larga historia, a una ciudad del mundo.
DÍA 1
Para ser una ciudad europea 'nueva' como capital de imperio desde 1561, tiene edificios clásicos de muy buen gusto y de estilo clásico. A diferencia de Barcelona que ha tenido movimientos modernistas para su época, la capital estaba más preocupada por otros temas.
Si bien es una ciudad grande, la zona clásica e histórica de la ciudad se circunscribe a unas 20 cuadras a la redonda: el Museo de El Prado, Cibeles, Parque del Retiro, etc. El Parque del Retiro son similares a los jardines del Palacio de Versalles, abierto a los ciudadanos porque ahora se encuentra en medio de la ciudad pero cuando fue creado como jardines del Palacio Real, estaba en las afueras de la ciudad y era un espacio de "retiro" que incluso servía como contención y disuasión a intentos de invasión de la ciudad. De ahí su nombre. El Parque actualmente es un pulmón verde y un lugar de esparcimiento que brinda calidad de vida a los madrileños y a los visitantes.
Las calles, parques y avenidas de esta zona son impecables. Muestran el esplendor del imperio español en su mejor momento: siglos XVII y XVIII.
DÍA 2
Día de visita a los dos museos más importantes de Madrid, de España y de toda Iberoamérica: el Museo de El Prado y el Museo Reina Sofía. Ambos separados por pocas cuadras en la zona clásica de la ciudad imperial. No sin antes pasar caminando por esas hermosas avenidas y por la puerta de Alcalá, lugar de despedida de los que dejaban la ciudad.
El Museo de El Prado, al igual que El Louvre, fue un Palacio de la realeza. Por eso su tamaño con miles de metros construidos aunque menor al de París. Sus paredes están llenas de obras de arte en las que sobresale Velásquez, el Greco y otros y el cuadro que uno más guarda en la retina es el de las Meninas de Velásquez, principalmente por todo el simbolismo que rodea a la pintura y por la narrativa de lo que era la realeza española en su época de oro.
Luego de recorrer los miles de metros de pasillos de El Prado, se camina por la hermosa y arbolada avenida Paseo de El Prado que conecta el Museo con el contiguo Jardín Botánico y el Paseo del Libro, donde se pueden encontrar ejemplares de tapa dura usados de obras maestras de la literatura universal y de la lengua española. Contradictoriamente, adquirí dos ejemplares (de "tapa dura") de libros de la lengua inglesa traducidos al castellano.
Siguiendo el Paseo y luego de caminar mucho, lo que equilibra la salud en un viaje con mucho turismo gastronómico, llegamos al Museo Reina Sofía que como todo museo visitado en este viaje, tiene una parte moderna empalmada a la construcción clásica que por lo general es un palacio. Una obra de arte (Pincelada de Roy Lichtenstein) da la bienvenida al Museo donde se ven muchas obras de arte de Dalí y el más famoso cuadro de Picasso: El Guernica y su impresionante denuncia eterna a la barbarie de la guerra.
Comer en el mercado de San Miguel, en la hora del after office es toda una odisea por la falta de espacio pero en la ciudad de las "tapas" o piqueos, se hace más fácil comer con poco espacio y por el gran sabor de la culinaria española.
DÍA 3
El famoso Museo de Cera de Madrid lo es tanto como los Madame Thusaud de las grandes capitales del mundo. Muestra la historia y los principales personajes de España y del mundo. Histórico y actual, es ilustrador y educativo aunque tiene algunas partes en las que necesita actualizarse.
Luego, y siguiendo por la zona clásica de Madrid, en el Paseo de El Prado, se llega al Museo de la Baronesa Thyssen-Bornemiza. Al ver la cantidad de cuadros, incluyendo Van Goghs, Picassos, Monets, etc. queda uno perplejo al saber que una persona pueda haber adquirido esa cantidad de obras de arte de altísimo valor durante su vida. Lo bueno es que haya decidido compartirlo con el público.
Finalmente, durante la noche, ingresar a un clásico bar madrileño para comer tapas, tomar un buen vino tinto de la Ribera del Duero y finalizar con un licor de Jerez es un placer que la culinaria española te puede ofrecer a la altura de la francesa o italiana. Las mejores de Europa.
DÍA 4
Para despedir Madrid nada mejor que volver al Parque del Retiro, el Palacio de Cristal y todo el verde que ofrece aún en invierno.
Tomar el metro, limpio y preciso para llegar a la zona de la Moncloa, me permitió utilizar los metros y/o trenes suburbanos de las 5 ciudades europeas visitadas y comprobar que es un medio de transporte rápido y eficiente en cuanto al tiempo que ahorra a los ciudadanos y al uso de combustibles fósiles.
La zona de la Moncloa es de mucho verde y parques al aire libre con el Palacio de la Moncloa, residencia del Primer Ministro y centro del Poder Ejecutivo de España y de la prestigiosa y centenaria Universidad Complutense de Madrid y sus muchos campus por la zona. Todo esto fuera de la zona recorrida los 3 días anteriores da la sensación de haber conocido gran parte de Madrid, y en el retorno al centro en un taxi, nos permitió ver zonas desconocidas de Madrid.
Despedir Madrid, a la que uno por el mestizaje cruceño, siente un poco más suya de todas las demás ciudades europeas, da un poco de nostalgia y la seguridad del retorno.
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