Completo análisis de Alvaro Ríos sobre los costos de transporte de gas en el cono sur y las millonarias pérdidas a las que nos ha llevado el populismo del siglo XXI.
DARIO MONASTERIO
Billonarios costos de la desintegración
Una década atrás (julio de 1999 para ser exactos), se ponía en marcha uno de los proyectos más ambiciosos de integración energética en el Cono Sur. Nos referimos al gasoducto Bolivia-Brasil, que consumaba con broche de oro un proceso de integración gasífera en la región, y que incluía la realización anterior de otros gasoductos de Argentina a Chile, Uruguay y Brasil y posteriormente a Cuiabá desde Bolivia. Lastimosamente casi todos ellos ahora vacíos.
Los que algo conocemos de la industria del gas natural, podemos aseverar que el gran inconveniente de este energético radica en su elevado costo para transportarlo, que se traduce en la firma de complicados y tediosos contratos de compra- venta y transporte. Por lo tanto, en el ámbito estrictamente económico, lo ideal es que los mercados estén lo más cerca a las reservas.
Lo lógico, racional y de beneficio económico para el Cono Sur hubiera sido mantener llenos los gasoductos construidos, ampliar los mismos con loops y compresores y construir nuevos, siempre tratando de acarrear el gas al mercado más cercano. Empero, la realidad nos demuestra que fruto de la desconfianza (léase seguridad de abastecimiento), los problemas geopolíticos no resueltos, la desinversión, los extremos nacionalistas y sobre todo el no tener una institución regional que promueva mecanismos de integración, es que en vez de gasoductos llenos, tengamos una serie de plantas de regasificación (GNL) en nuestras costas, que en contraposición a lo económico traen el energético de áreas remotas del planeta.
Hicimos todo lo contrario de lo que deberíamos haber hecho, nos mareamos en nuestros objetivos y visión de largo plazo y de paso tuvimos que asumir billonarios costos que analizamos a continuación.
Dos plantas de regasificación en Brasil operativas, la de Pecem de 7 MMMCD y de Guanabara de 14 MMMC y una proyectada para empezar el 2013/2014 en Porto Alegre de 7 MMMCD. En Chile una planta en pruebas en Quintero de 10 MMMCD y otra para arrancar el 2010 en Mejillones de 8 MMMCD. Una planta con estudios de ingeniería avanzados en Bahía Blanca en Argentina de 10 MMMCD que consideramos estará operando el 2012/2013. Hay otras en estudio, pero con esto basta para analizar en forma aproximada los billonarios costos de la desintegración gasífera.
Asumamos un escenario de precio de petróleo relativamente bajo de 55 a 60 $us/bbl que resulta en un precio internacional de gas natural de aproximadamente 5 a 6 US$/MMBTU y que los proyectos de regasificación mencionados operen en un 75% de capacidad en un horizonte de vida de 20 años a partir de su puesta en operación.
Licuar el gas en otro continente, transportarlo al Cono Sur y regasificarlo (2,5 a 3,5 US$/MMBTU) es definitivamente mucho más costoso que transportarlo por gasoducto entre nuestros países (0,50 a 1,50 US$/MMBTU), es decir una diferencia aproximada a 2 US$/MMBTU, que se traducen en costos (léase perdidas regionales por transporte) de aproximadamente 22 billones de
dólares en 20 años o 1,100 MMMUS$/año. Menos netback para los países productores y precio más alto para los países consumidores (vivan los beneficios de la integración), además de reemplazar la construcción de gasoductos regionales que incluyen mano de obra y tubería regional, con barcos metaneros y plantas de licuefacción y regasificación que se otorgan mayoritariamente a astilleros en Asia.
Ahora un análisis para los países productores de gas del Cono Sur (léase Bolivia que era el proveedor natural en virtud de la distancia a los mercados regionales, sus reservas probadas y potencial exploratorio). Con un precio City Gate en destino de 5,0 US$/MMBTU el netback promedio para Bolivia es de aproximadamente 3,5 US$/MMBTU a boca de pozo.
Es decir transacciones pérdidas por 39,6 billones de dólares en 20 años o 1,98 billones de US$/año. Con regalías de sólo 35% (no 50% para mantener el ciclo de inversiones).
Billonarios costos, que literariamente podríamos traducirlos en que de “Las Venas Abiertas de Latinoamérica” están emanando borbotones de sangre, merced a que hemos seguido con exactitud el Manual del Perfecto Idiota Latinoamericano para el tema gasífero en el Cono Sur.
*Álvaro Ríos Roca es socio director de Gas Energy Latin America. Fue Secretario Ejecutivo de OLADE y Ministro de Hidrocarburos.
Los que algo conocemos de la industria del gas natural, podemos aseverar que el gran inconveniente de este energético radica en su elevado costo para transportarlo, que se traduce en la firma de complicados y tediosos contratos de compra- venta y transporte. Por lo tanto, en el ámbito estrictamente económico, lo ideal es que los mercados estén lo más cerca a las reservas.
Lo lógico, racional y de beneficio económico para el Cono Sur hubiera sido mantener llenos los gasoductos construidos, ampliar los mismos con loops y compresores y construir nuevos, siempre tratando de acarrear el gas al mercado más cercano. Empero, la realidad nos demuestra que fruto de la desconfianza (léase seguridad de abastecimiento), los problemas geopolíticos no resueltos, la desinversión, los extremos nacionalistas y sobre todo el no tener una institución regional que promueva mecanismos de integración, es que en vez de gasoductos llenos, tengamos una serie de plantas de regasificación (GNL) en nuestras costas, que en contraposición a lo económico traen el energético de áreas remotas del planeta.
Hicimos todo lo contrario de lo que deberíamos haber hecho, nos mareamos en nuestros objetivos y visión de largo plazo y de paso tuvimos que asumir billonarios costos que analizamos a continuación.
Dos plantas de regasificación en Brasil operativas, la de Pecem de 7 MMMCD y de Guanabara de 14 MMMC y una proyectada para empezar el 2013/2014 en Porto Alegre de 7 MMMCD. En Chile una planta en pruebas en Quintero de 10 MMMCD y otra para arrancar el 2010 en Mejillones de 8 MMMCD. Una planta con estudios de ingeniería avanzados en Bahía Blanca en Argentina de 10 MMMCD que consideramos estará operando el 2012/2013. Hay otras en estudio, pero con esto basta para analizar en forma aproximada los billonarios costos de la desintegración gasífera.
Asumamos un escenario de precio de petróleo relativamente bajo de 55 a 60 $us/bbl que resulta en un precio internacional de gas natural de aproximadamente 5 a 6 US$/MMBTU y que los proyectos de regasificación mencionados operen en un 75% de capacidad en un horizonte de vida de 20 años a partir de su puesta en operación.
Licuar el gas en otro continente, transportarlo al Cono Sur y regasificarlo (2,5 a 3,5 US$/MMBTU) es definitivamente mucho más costoso que transportarlo por gasoducto entre nuestros países (0,50 a 1,50 US$/MMBTU), es decir una diferencia aproximada a 2 US$/MMBTU, que se traducen en costos (léase perdidas regionales por transporte) de aproximadamente 22 billones de
dólares en 20 años o 1,100 MMMUS$/año. Menos netback para los países productores y precio más alto para los países consumidores (vivan los beneficios de la integración), además de reemplazar la construcción de gasoductos regionales que incluyen mano de obra y tubería regional, con barcos metaneros y plantas de licuefacción y regasificación que se otorgan mayoritariamente a astilleros en Asia.
Ahora un análisis para los países productores de gas del Cono Sur (léase Bolivia que era el proveedor natural en virtud de la distancia a los mercados regionales, sus reservas probadas y potencial exploratorio). Con un precio City Gate en destino de 5,0 US$/MMBTU el netback promedio para Bolivia es de aproximadamente 3,5 US$/MMBTU a boca de pozo.
Es decir transacciones pérdidas por 39,6 billones de dólares en 20 años o 1,98 billones de US$/año. Con regalías de sólo 35% (no 50% para mantener el ciclo de inversiones).
Billonarios costos, que literariamente podríamos traducirlos en que de “Las Venas Abiertas de Latinoamérica” están emanando borbotones de sangre, merced a que hemos seguido con exactitud el Manual del Perfecto Idiota Latinoamericano para el tema gasífero en el Cono Sur.
*Álvaro Ríos Roca es socio director de Gas Energy Latin America. Fue Secretario Ejecutivo de OLADE y Ministro de Hidrocarburos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario