*Dario Monasterio Suárez
En junio de 2005, el presidente Evo Morales, en ese entonces diputado nacional, relataba jocosamente en un ampliado en Chapare que un mes atrás, estando en una sesión de Congreso, llamó a Jaime Solares, secretario de la COB, para pedirle que vaya a la plaza Murillo con los mineros, porque –dijo– “¡están aprobando la autonomía!” (EL DEBER, 19/06/2005). Los diputados que impulsaban la ley del referéndum por autonomías departamentales, en su mayoría del oriente del país, tuvieron que salir huyendo por el inmueble contiguo al Palacio Legislativo ante la amenaza de toma del edificio y para preservar su integridad física de las detonaciones de dinamita de los mineros. Luego, en dicho referéndum el presidente hizo campaña por el NO a las autonomías departamentales, que a pesar de ello fue aprobada en 4 departamentos.
El relato de Evo, parte de un reportaje de EL DEBER sobre el líder cocalero antes de ser elegido presidente, demuestra claramente su verdadera visión de país: andinocentrista y antiautonómica. Recientemente, el Presidente utilizó y exaltó la autonomía sólo con fines político-electorales para ganar adeptos en la esquiva ‘media luna’.
Pero además de sus declaraciones, se encuentran los datos fehacientes de su Gobierno, que a partir de 2006 inició un proceso de ‘recentralización’ fiscal, política y administrativa.
En lo que se refiere a la recentralización fiscal, la tendencia de recortes y reducciones es clara y haría inviable una verdadera autonomía: el gasto descentralizado (departamental y municipal), como porcentaje del gasto total, se ha reducido del 37% en 2006 al 33% en 2008 y al 24%, según el presupuesto de 2009, debido principalmente a los recortes del IDH. Lo mismo ha sucedido con los ingresos tributarios propios de prefecturas y alcaldías con respecto al total de ingresos, que pasaron del 47% en 2007 al 30% en 2008.
La revocación de tres prefectos elegidos en las urnas y su reemplazo por funcionarios designados a dedo por el presidente, el posterior apresamiento y persecución a los prefectos revocados; el recorte de competencias en la nueva Constitución Política del Estado (CPE) respecto a los estatutos de los departamentos autónomos y la introducción de dominios abstractos de distribución de recursos fiscales entre niveles de gobierno en la nueva CPE (desembolso a gobernaciones y municipios de regalías, coparticipación, IDH, etc.), todo esto en la dimensión político-administrativa de la autonomía, terminan de configurar el proceso de recentralización del MAS.
El secuestro de nuestra autonomía y la recentralización continuarán este año con el manejo absoluto por parte del MAS de la nueva Asamblea Legislativa Plurinacional, que deberá aprobar la ley marco de autonomías y demás leyes, decretos y normas para la distribución de recursos fiscales entre niveles de gobierno, aspectos que no se encuentran detallados en la nueva CPE. Si eso viene acompañado de un mayor control del MAS de gobiernos departamentales y municipales en las elecciones de abril, nos estaríamos despidiendo definitivamente de la autonomía que aprobamos en sendos referéndums.
* Máster en Gerenciamiento del Desarrollo, dariomonasterio.blogspot.com
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