domingo, 17 de enero de 2021

EL PACTO FISCAL ESTRATÉGICO EN 2021 (escrito el 05/01/2021)

 En momentos de mucha incertidumbre mundial por el rebrote de la pandemia del Covid 19, en las próximas elecciones de autoridades territoriales (departamentales, regionales y municipales), la planificación de escenarios futuros, nos debe llevar a retomar el debate de las propuestas de cuál es la mejor forma de gestionar nuestros recursos escasos en los territorios departamentales, regionales, mancomunidades, regiones metropolitanas y municipios con sus áreas urbanas y rurales.

La profundización de las autonomías retoma la idea de la transformación territorial que se inició hace décadas con la lucha por las regalías y luego, con la Participación Popular. El régimen económico financiero vigente que financia las autonomías, que data de hace 26 años, ha provocado enormes asimetrías o desigualdades entre departamentos y municipios, tanto en la cantidad de recursos que se transfieren a las Entidades Territoriales Autónomas (ETA) así como en el esfuerzo fiscal, desigual, de recaudación de recursos propios; lo que ha hecho más dependientes a los Gobiernos Autónomos Departamentales y a la mayoría de los Gobiernos Autónomos Municipales de las transferencias de recursos del Gobierno central del Estado; sometiendo a las ETA a una suerte de tutelaje de las autonomías por parte del centralismo que ha caracterizado a los gobiernos del MAS. Por todo lo anterior, se hace imperativo un pacto fiscal.

El poder económico, social y político debe volcarse a las regiones y municipios. Los gobiernos municipales y las gobernaciones son centrales para construir una economía diversificada, sobre la base de nuestro potencial productivo, creatividad, patrimonio histórico-cultural y natural. Las autonomías efectivas y la gestión territorial implican la planificación para lograr el bienestar y la transformación de nuestras ciudades, municipios, mancomunidades y regiones (metropolitanas) en este periodo de transición hacia el bono demográfico (2030), atendiendo a la salud de los ecosistemas que nos dan calidad de vida: agua, aire, alimentos, estabilidad climática, entre otros. Debemos avanzar hacia una democracia deliberativa, en base a una participación activa de la ciudadanía, donde nuestros jóvenes son los actores centrales de estos nuevos espacios de gobernanza territorial.

La nueva propuesta de pacto fiscal debe poseer un carácter participativo y deliberativo; y debe basarse en los siguientes ejes estratégicos:

Salud y educación. Se debe garantizar a cada persona: un “paquete obligatorio”. En salud, que conste de servicios, hospitalización, insumos y medicamentos, financiados con porcentajes mínimos obligatorios de los recursos de las ETA (tributos propios y/o transferencias), copagos de los usuarios en función de su nivel de pobreza y transferencias adicionales del gobierno central destinadas exclusivamente a este fin. Educación escolar: inicial, primaria y secundaria, financiada con porcentajes mínimos obligatorios de los recursos de los gobiernos territoriales y transferencias adicionales del gobierno central destinadas a garantizar mínimos iguales en todo el país.

Coparticipación Tributaria y Transferencia de Dominios a Gobernaciones Departamentales. Coparticipación de los Impuestos Nacionales para distribuirse a los departamentos en proporción a su población. Por otra parte, transferencia a los gobiernos departamentales de la recaudación del Impuesto a las Transacciones (IT) y el Impuesto a los Juegos de Azar y a la participación en juegos.

Contribuciones especiales. Se debe incluir en los esfuerzos tributarios territoriales a las contribuciones especiales, instaurando un sistema de valorización y monetización de aquellas realizadas en especie. Pueden ser cobradas “en dinero, prestaciones personales o en especie, para la realización de obras públicas comunitarias” (LMAD).

Ajuste del presupuesto. Reasignando los recursos del gobierno central que han sido usurpados a las ETA, para un funcionamiento más eficiente del Estado y más próximo a la población (léase programa “Bolivia cambia, Evo cumple”).

Financiamiento internacional. Se deben levantar todas las restricciones para el acceso de las Entidades Territoriales Autónomas (ETA) al financiamiento internacional para proyectos de desarrollo (no deuda) con la sola garantía del Estado departamental y/o municipal.

Fondo de Reserva Nacional. Descentralizado con recursos provenientes de recaudaciones de impuestos adicionales con precios superiores a un promedio de las materias primas para época de “vacas flacas”.

No volvamos a repetir los errores de las últimas elecciones, en las que las propuestas pasaron desapercibidas por las consignas y mucho más aún ahora cuando la crisis económica y la pandemia nos exigen repensar el futuro de la manera más planificada posible.

Disrupción creativa (escrito el 27/04/2020)

 

Afrontaremos una nueva forma de relacionarnos socialmente luego de que pase la cuarentena. Quizás después de que estemos todos vacunados y/o seamos inmunes, algunas cosas vuelvan a la normalidad. Sin embargo, es también una oportunidad de crear una nueva economía en lo que será “el nuevo normal”. Toda crisis es una oportunidad, decían los chinos. ¿Contradicción?

Para empezar a analizar los efectos negativos y las medidas sugeridas para volver a la senda de producción mundial pre-COVID-19, no debemos olvidar que, en Bolivia, en 14 años de gobierno del MAS, con su actual candidato a la presidencia a cargo de los recursos del país en la mayor bonanza de la historia, no se hizo nada por la salud.

Estamos en una emergencia y el gobierno debió haber clasificado las prioridades de corto plazo (“para ayer”); de mediano plazo (de 1 a 6 meses de la llegada del virus al país) y de “largo” plazo (de 6 a 12 meses). Adquisición de respiradores, mayor cantidad de testeos y resultados en menor tiempo, adquisición de camas de terapia intensiva, lugares acondicionados para contagiados de menor riesgo, pago de bonos, subsidios (servicios básicos), reprogramaciones (créditos, impuestos). Para después quedarán el financiamiento para inversión y consumo, nuevo sistema impositivo, nueva matriz productiva, etc.

El diferimiento del pago de impuestos, además del paquete de medidas que incluye el financiamiento a empresas, con recursos del TGN y de las AFP, ojalá mejorando su rentabilidad, ayudan en el corto y mediano plazo en la liquidez para capital de operaciones, principalmente. El pago de un bono de Bs 500 es un paliativo temporal pero necesario que debió ser pagado en el corto plazo, pero evitando las aglomeraciones y los traslados de personas de otros municipios a las ciudades para evitar mayores contagios durante la cuarentena. El pago de los bonos ya existentes es una buena medida, al igual que el subsidio a los servicios básicos. También ayudan a la liquidez para mantener el nivel de consumo que ayuda más a los hogares más pobres, pero solo por un corto tiempo.

No nos olvidemos que el sector público ya tenía un déficit muy alto. Ahora también está la caída en el precio del petróleo que afectará en los próximos trimestres los ingresos del gobierno central, los de gobernaciones, municipios y universidades. Se deben reasignar los recursos del Presupuesto (PGE) 2020 y de los créditos ya contratados con organismos multilaterales y destinarlos a la emergencia, coordinando con estos el diferimiento de pago de capital e intereses. También se deben eliminar gastos excesivos del gobierno y transparentar la información y las adquisiciones en esta emergencia.

Los nuevos préstamos del exterior, ya sean del BID, CAF, BM, FMI o de otros bonos, sirven de partida doble: como fondos adicionales para afrontar la emergencia y como ingreso de divisas, aumentando las Reservas (RIN) que han caído y caerán en los próximos meses por la disminución en el precio del petróleo y la devaluación del Real Brasileño. La combinación de política fiscal (aumento del Gasto Público) con política monetaria (emisión monetaria), ambas expansivas, no debe distraernos de otros problemas que puedan aparecer como la estanflación: estancamiento económico con inflación, en momentos de equilibrios muy precarios entre la oferta y la demanda, agregadas.

Schumpeter llamaba destrucción creativa a los métodos de producción que quedaban obsoletos y se creaba una nueva forma, innovadora, de hacer las cosas. Es el tiempo de una mayor conciencia social y ambiental, priorizando la salud de los ciudadanos, retomando nuestro rumbo hacia una democracia renovada y plena en nuestro país.

La economía de la transición (escrito el 27/12/2019)

Nos encontramos en un proceso histórico de transición de un gobierno autoritario, populista, capitalista estatal y con presencia coercitiva del estado en la economía, destructor de la poca institucionalidad y el imperio de la ley; hacia un gobierno democrático surgido de elecciones limpias que se posesionará el año que viene, esperemos más temprano que tarde.

El anterior gobierno fue contundente en dar inseguridad jurídica por incumplimiento de normas esenciales (CPE) que ha llevado a un freno en las inversiones por las expectativas negativas de los agentes económicos. Un claro ejemplo, el manejo del desastre natural de los incendios en la Chiquitanía que frenó la economía, que bien pudo reactivarse más rápidamente con ayuda internacional en una zona de mucha producción ganadera, forestal y agroindutrial.

Luego del escandaloso fraude (nuevamente el incumplimiento de normas) vinieron los 21 días de lucha por la libertad y la democracia que hicieron que el 'ancient regime' caiga y Morales renuncie. El nuevo gobierno de la presidenta Áñez, liberó las exportaciones en un buen primer paso que tiene que ser completado con la liberación de las importaciones de bienes de capital y/o insumos para la producción y bienes de consumo para las familias. Son buenas señales para la economía que el gobierno en transición transparente la información para que sepamos realmente cuál es la situación económica del país y de las empresas del estado, lo que daría certidumbre a los inversionistas y consumidores e información valiosa al futuro gobierno.

Para las próximas elecciones, necesitamos que los candidatos enfoquen sus propuestas en ¿qué medidas económicas pretenden aplicar para el desarrollo del país? ¿cuáles serán las condiciones de trabajo para los empresarios y trabajadores? ¿cuál será el rol del estado? ¿cuál será la estrategia de negociación comercial con países y bloques comerciales? ¿cuáles serán las respuestas a las crisis fiscales y a los problemas sociales que puedan restringir la producción?

De la anterior gestión, lo único rescatable y con lo que se debería continuar: son los bonos. Se los puede incluso mejorar para los sectores más desprotegidos de la población, no significan un gasto fuerte en el PGE y deben ser priorizados porque dan asistencia a sectores que lo necesitan. En resumen, las principales cinco políticas económicas para el próximo año tendrían que ser: reducir el déficit fiscal a través de las Alianzas Público Privadas (recursos públicos invertidos por privados), además de la reducción del gasto corriente; reducir el déficit comercial a través de incentivos a la producción y exportación con mayor valor agregado y de sectores más intensivos en mano de obra a través de movimientos mínimos del tipo de cambio (-+1ctv) bajo control del BCB y normativa legal; renegociar los contratos de gas con Brasil y con nuevos mercados de ultramar con el impulso al hallazgo de nuevas reservas; el desarrollo de las reservas de litio; la gestión de las empresas públicas como una corporación privada; así como la mejora de la calidad en educación y salud. Nadie se cansa, nadie se rinde, ¿despilfarro de nuevo?